Parece que las aguas están volviendo a su cauce poco a poco, que por fin estoy liberándome de todo el peso que he llevado tanto tiempo a cuestas.
Estoy satisfecho de mi transparencia y mi honestidad aunque no se me haya pagado con la misma moneda. Sentirse bien con uno mismo no tiene precio.
Ni Lunas, ni Soles, ni pollas en vinagre. No hay que ocultar la vanidad y la hipocresía de quien se sienta aludid@ con éste post. Por fin la ovejita encontró su pastor, que todos sabíamos que necesitaba, un pastor con una finca más grande y más experimentado, además de apoyado por todo el pueblo (importante la aceptacion social no olvidemos), el arroz ya no parece que se vaya a pasar aunque puede que se pegue. Ahora toca hacer un rebaño.
El ermitaño sigue su camino, parándose de vez en cuando en alguna posada a sentir el calor de lo más parecido a un hogar. Seguirá tratando bien a cualquiera se cruce en su camino, porque a él no le enseñaron a odiar, ni mentir. Él sabe cual es su lugar.
Gracias pequeña
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